Raised up at St. James
The earliest Christian monks inhabited the desert land of the Middle East starting at the end of the second century AD. Known as the “Desert Fathers”, they left everything in search of knowing Jesus Christ by making the Gospels absolutely integral to their daily lives. Here are excerpts from the Easter Orations of St. Gregory the Theologian.
“Let us offer to Him who suffered and rose again for us … ourselves, the possession most precious to God and most proper.”
“Yesterday I was crucified with Him; today I am glorified with Him. Yesterday I died with Him; today I am made alive with Him. Yesterday I was buried with Him; today I am raised up with Him.”
“We needed an Incarnate God, a God put to death, that we might live. We were put to death together with Him, that we might be cleansed. We rose again with Him because we were put to death with Him. We were glorified with Him, because we rose again with Him.”
“He came down that we might be lifted up. He was tempted that through Him we might conquer. He was dishonored that He might glorify us. He died that He might save us. He ascended that He might draw to Himself us, who were thrown down through the fall of sin.”
“Let us become like Christ, since Christ became like us. Let us become Divine for His sake, since for us He became human.”
May we Exult in this Easter mystery and together rise well and often,
Fr. Joe Hannappel
Pescando con St. James
Resucitado St. James
Los primeros monjes cristianos habitaron la tierra desértica del Medio Oriente a partir de finales del siglo II d.C. Conocidos como los “Padres del Desierto”, lo dejaron todo en busca de conocer a Jesucristo haciendo del Evangelio una parte absolutamente integral de su vida diaria. Aquí hay extractos de las Oraciones de Pascua de San Gregorio el Teólogo.
“Ofrezcamos a Aquel que sufrió y resucitó por nosotros…nosotros mismos, la posesión más preciosa para Dios y la más apropiada”.
“Ayer fui crucificado con Él; hoy soy glorificado con El. Ayer morí con Él; hoy soy vivificado con Él. Ayer fui sepultado con Él; hoy he resucitado con Él”.
“Necesitábamos un Dios encarnado, un Dios muerto, para que pudiéramos vivir. Fuimos muertos juntamente con Él, para que pudiéramos ser limpiados. Resucitamos con Él porque fuimos Muertos con Él. Fuimos glorificados con Él, porque resucitamos con Él”.
“Él descendió para que pudiéramos ser levantados. Él fue tentado para que por medio de Él pudiéramos vencer. Fue deshonrado para poder glorificarnos. Él murió para poder salvarnos. Él ascendió para atraer hacia sí a nosotros, que fuimos arrojados por la caída del pecado.”
“Hagámonos como Cristo, ya que Cristo se hizo como nosotros. Hagámonos Divinos por Él, ya que por nosotros Él se hizo Hombre.
Que exultemos en este misterio pascual y juntos nos levantemos bien y con frecuencia,
Pd. Jose Hannappel